Es complicado saber lo que pasa por la cabeza de un fenómeno musical como es George Michael. Quizá deba referirme en términos de pasado, pero mejor no perder nunca esa fe que le llevó a un número 1 mundial.

Cantante, compositor, también ha interpretado muchas canciones de otros. Ha sido capaz de crear verdaderas obras maestras. Solo tenía 23 años cuando ya había conquistado las listas de éxitos con Wham!, y decidió lanzarse en solitario. Tuvo una década maravillosa entre mediados de los 80 y los 90. A partir de ahí, ha sido otra historia.

Si tuviera que elegir una sola canción de George Michael, quizá me quedaría con Heal the pain. Es distinta. Tiene una base rítmica singular, bombo y platillos, y una extraordinaria base melódica de voces y guitarras. Por algo Paul McCartney, uno de los más respetados compositores de la historia del pop, decidió hacer una nueva versión en plan duo. Incluso encaja muy bien con una letra, en la que un tipo intenta convencer a la chica que le gusta, de que olvide su pasado de desamor y confíe en él.




De la etapa con Wham!, sin duda, me quedo con el Last Christmas. Una historia romántica, convertida en un clásico navideño.




El éxito masivo llegó con Faith. Miles y miles de chicas adolescentes (e incluso mayores) tenían sus habitaciones con ese póster con la imagen del músico con barba, gafas de sol y los vaqueros rotos. Ahí se abrieron definitivamente las puertas del público estadounidense. Él es británico, de Londres. POP con mayúsculas.




En Faith, el álbum (1987), se incluyen otros temas de un nivel brutal: I want your sex, One more try, Monkey, Kissing a fool... y sobre todo el Father figure. Descomunal.




No quiero pasarme con canciones y canciones de GM, se pueden encontrar en youtube y/o en otras plataformas de vídeos de la red. Nos dejamos Praying for time, Careless whisper, Freedom... Pero si me apetece terminar con quizá su tema más emocionante, A different corner. Un baladón. Era el inicio de su carrera en solitario.