Hostal Pimodan de Lori Meyers es una de las sorpresas más gratas de los últimos meses. Un disco que acaba de ser reeditado, en el que se muestra que a veces menos es más. ¿Por qué? Porque no hace falta hacer grandes inversiones para hacer un disco fantástico. El álbum está por encima de la mayoría de las producciones de alto coste.
En Hostal Pimodan muestran su retro-pop, influenciados por antiguas bandas del panorama nacional. Melodías geniales con una sencillez aplastante, interesantes armonías vocales, y todo (parece) sin el objetivo de llegar ya en una primera escucha (de ser pegadizas con estribillos que peguen a la primera, pero que más adelante terminan cansando). Y no solo en un par de canciones, no debe ser casualidad, porque hay al menos siete u ocho temazos. Tanta calidad hace difícil destacar algunos favoritos, pero podríamos quedarnos con "Hostal Pimodan", el gran final de "El gallo ventrilocuo", "Sus nuevos zapatos", ó "Television".
En Hostal Pimodan muestran su retro-pop, influenciados por antiguas bandas del panorama nacional. Melodías geniales con una sencillez aplastante, interesantes armonías vocales, y todo (parece) sin el objetivo de llegar ya en una primera escucha (de ser pegadizas con estribillos que peguen a la primera, pero que más adelante terminan cansando). Y no solo en un par de canciones, no debe ser casualidad, porque hay al menos siete u ocho temazos. Tanta calidad hace difícil destacar algunos favoritos, pero podríamos quedarnos con "Hostal Pimodan", el gran final de "El gallo ventrilocuo", "Sus nuevos zapatos", ó "Television".
- miércoles, mayo 31, 2006
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